La UNQ se ha unido a la huelga llamada por el Frente Sindical de Universidades Nacionales. El paro cuenta con la adhesión de los profesores de ADIUNQ y del personal administrativo y de servicios, nucleado en ATUNQ.
La cruzada de Milei y Caputo contra la universidad no solo implicó el congelamiento presupuestario, sino también una pérdida del salario docente de más del 50% desde diciembre pasado. La propuesta salarial del gobierno (3% en agosto y 2% en septiembre) fue un ninguneo, que finalmente fue rechazado por los sindicatos (El Cronista, 11/08). Oportunamente, hemos señalado cómo esta orientación se expresó en un autoajuste por parte del Rectorado de la UNQ, lo cual implicó el cierre de comisiones, horas extras y contratos, imponiendo también nuevos topes a las inscripciones y una nueva reforma reaccionaria del coeficiente estudiantil. Todo ello bajo el amparo de la “emergencia presupuestaria”, ratificada en la última sesión del Consejo Superior, realizada el 31 de julio.
Como expresión de todo ello, se ha desatado una nueva crisis en torno a las inscripciones para el segundo cuatrimestre. El sistema de coeficientes, la oferta académica restrictiva, los topes a las materias y la creciente deserción estudiantil generada por el agravamiento de las condiciones de vida, han generado un bajo nivel de alumnos inscriptos. Entre otras medidas, las autoridades debieron extender los plazos de inscripción fuera de término y, en algunos casos, se han cerrado comisiones por falta de alumnos. De aquí se desprende que, luego de la gigantesca Marcha Universitaria del 23 de abril, no se ha resuelto ninguno de los problemas planteados, sino que, por el contrario, la situación se ha agravado.
La huelga actual plantea la perspectiva de un proceso de lucha de mayor alcance. Es necesario desarrollar una campaña sobre la universidad y la población en reclamo de un mayor presupuesto, aumentos salariales, becas estudiantiles de ayuda económica, apertura de nuevas comisiones, reubicación de docentes cesanteados y la anulación de todas las restricciones a la cursada. Los trabajadores y estudiantes debemos tomar la iniciativa impulsando paros, asambleas, clases públicas y, sobre todo, una gran Marcha Educativa para derrotar la cruzada liberticida de Milei contra la Universidad.