Analía Portillo ingresó a trabajar en el 2008 a la refinería de Shell ubicada en Dock Sud. La despidieron en el 2014 por exigir un lactario para las madres. Fue reinstalada con la lucha y este año es despedida nuevamente por solicitar se reconozcan días para las madres que cuidan hijes con discapacidad.

En esta entrevista para La Izquierda Diario Analía relata en profundidad cómo es atravesar largas jornadas de trabajo en un ámbito que no considera los derechos de las mujeres y disidencias, y cómo ella fue castigada y despedida por reclamar desde un lactario hasta poder tener algunos días al año para entrevistarse con los terapistas de su hija más chica, diagnosticada con TEA, un derecho elemental en la atención de hijas e hijos que no tienen quienes trabajan en la multinacional petrolera.

La empresa Raizen compró los activos de Shell en Argentina en el 2018, y desde allí recrudeció el régimen de trabajo. Las trabajadoras son presionadas constantemente por la empresa durante sus períodos de lactancia, tienen miedo a faltar si se enferman sus hijes. Trabajan y viven sus embarazos expuestas a contaminantes como el tolueno, sustancia cancerígena que afecta la salud de la madre y el bebé. “Quedar embarazada en un lugar donde estás expuesto a contaminantes es peligroso, nadie te hace un control de cómo viene tu embarazo. En el convenio no existe nada de eso”, cuenta Analía.

Te hacen controles, ha habido muchos casos en refinería donde la concentración de benceno en sangre excede el límite de lo normal, todo lo que pasa a la sangre, pasa a la leche. ¿Entonces qué haces?, le dejás de dar el pecho porque no tenés opción.

Analía es madre de tres hijos, estudia para ser bioquímica e ingresó a trabajar en el 2008 a la refinería. En estos años su desempeño en el trabajo fue excelente, pero sigue siendo parte de las mujeres que no acceden a las mismas categorías que los varones, y fue estigmatizada por la empresa porque se atrevió hasta dar la pelea porque se respete el derecho elemental a tener un baño para mujeres en condiciones adecuadas en su sector, además de las licencias por embarazo.

Comisión de mujeres de Tres Arroyos y trabajadoras de Madygraf junto a Analía

Cuenta con respecto a esto: “Tenés que tener pilas acá porque tenés una hija con una discapacidad, llega un agotamiento y como que te rendís. Eso me llevó a hacer terapia. Me costó un montón, peleé y seguí peleando, no conseguí que me dieran ninguna categoría. Lo que siempre digo es que si a vos te parece que algo está mal tenés que luchar por lo que vos creés que estás haciendo bien. Porque era ser castigada solamente por ser mamá. Por decir bueno, tuve que ausentarme de mi trabajo por esas cosas, una licencia por maternidad, porque ahora me lastimé el hombro. Lo vivimos más nosotras porque capaz que con un hombre no pasa nada, porque he visto casos donde se han tomado licencia y han continuado su capacitación”.

Si bien ella es trabajadora petrolera de planta permanente, habla de la precarización que viven dentro de la refinería de Shell Raizen las mujeres que trabajan realizando controles de seguridad en el funcionamiento de la planta, tercerizadas: “Yo tengo un contrato con Shell, después tenemos un montón de ’seguritos’ que son las chicas que caminan y ven las condiciones inseguras de la planta, esas chicas ni siquiera tienen baño. Para poder entrar a un baño me tienen que pedir a mí una tarjeta, porque sino tienen que ir a los baños químicos, y los baños químicos todos sabemos el tipo de higiene que tienen. Y están todo el día paradas, no tienen donde parar. Capaz que te dicen ‘¿Podemos entrar a satélite a tomar agua?’ o estar un ratito, porque están ocho horas caminando, y ahí tenés otro tipo de precarización, en el trabajo de seguridad donde encima ganan nada. Cuando yo tuve la parada (1) y llovía tenían que estar caminando en la lluvia, nosotros les tuvimos que dar las cosas porque no tenían una protección, un piloto para que no se mojen”.

Analía junto a sus compañeros de Shell Raizen, los cuales también luchan contra los despidos discriminatorios

Yo conocí la realidad de muchas chicas, ¿las pude ayudar? Sí, a otras capaz que nos las pude ayudar. Porque se terminaron cansando, terminaron renunciando, porque querían ser mamás y no podían serlo porque este trabajo: el hecho de hacer fuerza, de estar expuesta a contaminantes (…) no es un buen ambiente como para serlo”.

Yo he perdido un embarazo ahí adentro de la refinería y vos no sabes porqué, son muchas condiciones que hay.

Hoy es parte de una campaña en contra de los despidos discriminatorios junto a otros trabajadores que también levantaron la voz en defensa de los derechos de los trabajadores, trabajadoras y disidencias en Shell Raizen, Pilkington, Volkswagen, Procter and Gamble y Linde-Praxair. Participaron de la marcha del #1F solidarizándose con todos los sectores en lucha y repudiando el brutal ataque del gobierno de Milei a las disidencias y la comunidad LGBTQI+, de ahí reflexiona: “Cuando fui y compartí la marcha del #1F con todas las chicas trans que estaban ahí, cuando cantaban esto de una ocupación laboral, que no tienen posibilidad. Yo no tengo compañeras trans por ejemplo, en su momento se habló, y como que sí iba haber la posibilidad de que una chica entre, pero tampoco tengo gente con alguna discapacidad. Es como que está tan cerrado el trabajo para todos. Porque nos discriminan, en cierta forma, un poco a todos”.

A días de haber participado de la marcha del 8 de marzo Analía invita a las mujeres a organizarse, a exponer la realidad que las atraviesa y reflexiona sobre las situaciones que se viven en silencio. Ella y sus compañeros de Shell dieron su apoyo a la familia de Lorena Franco, una trabajadora contratada en la planta de Dock Sud que fue víctima de femicidio. “Lorena Franco también era una de las chicas que me pedía la tarjeta para poder entrar a la sala, era una chica super alegre, se reía. Yo las veces que la veía eran las veces que caminaba por la planta, o sino a veces que la veía en el baño o estábamos en el vestuario. Cuando pasó eso la verdad que no lo podíamos creer, la verdad que ella venía súper contenta a trabajar. Esto de que la pareja era violenta… nunca habló de nada, sinceramente. Cuando pasó esto refinería era una tristeza terrible, porque encima tenía años de trabajar con nosotros. Ninguno de los que conozco, ninguno pudo decir que ella vivía una situación de violencia.”, expresa, reflexionando sobre las consecuencias del silencio, y sigue diciendo que la organización es la alternativa para buscar una salida colectiva.

En la marcha que desarrolló este sábado en las calles de Capital Federal decenas de artistas: entre las que se encontraron bailarinas, actrices, jóvenes trabajadoras y estudiantes, llevaron a cabo una performance artística para denunciar que Shell Raizen contrata una mujer cada veinticinco hombres y que también discrimina brutalmente a las que se encuentran trabajando en la actualidad, sumado a las prácticas contaminantes de la industria, y en particular las de esta multinacional petrolera. La consigna que recorrió las calles, con decenas de mujeres en mameluco rojo – como el uniforme que durante años utilizó Analía – decía: “Shell discrimina a las mujeres y contamina”, sumando un fuerte apoyo de miles que se movilizaron.

Analía es la clara expresión de la desigualdad de género que atraviesa a millones de mujeres, dónde la gran mayoría vive en un contexto de trabajo informal. Expresa que es difícil para las trabajadoras de Shell organizarse porque el contrato que firmaron cuando ingresaron a la refinería fue en condiciones previas a de Ley Bases, y hoy esas condiciones empeoraron, lo que empuja a los trabajadores de conjunto considerar la posibilidad de un despido. Por esto revalida la pelea por su reincorporación junto a sus compañeros y la necesidad de estar organizadas y poder frenar los ataques de las empresas. Levanta la voz sobre la necesidad de defender los derechos del conjunto de los trabajadores contratados, las personas LGTBQI+, y las mujeres. Hay que sumar el apoyo a esta importante lucha y todas las que se encuentran en curso.

(1) En referencia a la parada de planta, un procedimiento de rutina realizado en este tipo de plantas.

Fuente: La Izquierda Diario. Redacción Zona Sur GBA / Fotos: Enfoque Rojo