A tan solo un día de su estreno en la plataforma se encuentra en boca de todos: la serie basada en la tira de Héctor Oesterheld es una de las producciones audiovisuales argentinas más importantes de los últimos años y gran parte del público argentino venía esperando su llegada a la plataforma.

El Eternauta y su creador Héctor Germán Oesterheld

Héctor Germán Oesterheld nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1919 y fue secuestrado el 27 de abril de 1977 en La Plata por uno de los “grupos de tareas” de la última dictadura cívico-militar, al igual que sus cuatro hijas: Diana, Beatriz, Estela y Marina, con quienes compartía la militancia en Montoneros.

Fue un guionista de historietas y escritor. Escribió numerosos relatos breves de ciencia ficción y novelas, y publicó en revistas como Misterix, Hora Cero y Frontera. Sus series más conocidas son Sargento Kirk, Bull Rockett y, sobre todo, El Eternauta, la que es considerada su obra maestra.

Su obra más reconocida -El Eternauta- en la década de 1950 y principios de los años ’60, contiene críticas al capitalismo, el colonialismo y el imperialismo.

Publicada originalmente en entregas semanales entre 1957 y 1959, El Eternauta marcó un hito al ofrecer algo más que ciencia ficción. Sus escenarios, inspirados en la cotidianidad y los conflictos políticos de la época, funcionaban como un espejo para una audiencia que buscaba reflejos de su propia realidad. Oesterheld, a través del héroe improvisado Juan Salvo, narró cómo las comunidades se organizan para resistir, mientras Buenos Aires —una ciudad reconocible— se hundía bajo una tormenta letal.

Más que centrarse en monstruos o naves espaciales, El Eternauta se erige como un manifiesto que invita a la reflexión. En sus páginas se despliega un mensaje que aborda el poder, la resistencia colectiva y el rol de las comunidades unidas. Todo esto mientras la ciudad se transforma en un paisaje distópico que, incluso hoy, resulta inquietantemente familiar. La serie de Netflix no solo hereda esta narrativa, sino que también establece paralelos con los desafíos actuales.

 A medida que transcurre la década su compromiso ideológico aumenta y realiza junto a Alberto y Enrique Breccia una biografía en historieta sobre el Che Guevara, Vida del Che, publicada en 1968, la cual fue secuestrada y destruida por los censores de la dictadura cívico-militar que gobernaba entonces.

En 1969 completa una nueva versión más políticamente cargada de El Eternauta, con dibujos de Alberto Breccia.

Su compromiso lo lleva a unirse a Montoneros y El Eternauta II, de nuevo ilustrada por Solano López, la debió finalizar mientras se ocultaba en la clandestinidad.

El legado de Oesterheld es amplio: es uno de los artistas de trayectoria más extensa de la historieta argentina, su influencia se extiende a artistas de nuevas generaciones y diversos medios, y es considerado informalmente como uno de los “padres” de la historieta argentina moderna.