Este viernes falleció Vera, una mujer que convirtió el dolor en una vida de lucha y solidaridad. Refugiada del fascismo y madre de una hija desaparecida, nos deja su ejemplo como memoria viva. Once años tenía Vera cuando, en 1939, su familia abandonó Italia perseguida por las políticas racistas y antisemitas del fascismo. Entonces, no podía imaginarse que décadas después, en el país que le dio cobijo, la dictadura haría desaparecer a su hija Franca. Desde entonces Vera Vigevani de Jarach se convirtió en una luchadora increíblemente lúcida por los derechos humanos. Periodista de profesión, determinante en sus opiniones y referenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, hoy nos toca despedirla con dolor, pero con la tranquilidad de saber que nos deja su ejemplo de vida para sostener viva la memoria.

Su historia como refugiada la marcó para siempre: “Soy una judía italiana, me salvé de la Shoá, mi abuelo se quedó en Italia y terminó en Auschwitz. No hay tumba. Y muchos años después, en otro país, muy lejos uno del otro, mi hija tuvo un destino parecido: terminó también en un campo de concentración y tampoco hay tumba. Esto demuestra que hay que estar muy atentos porque las cosas, a veces, pueden volver a suceder”.
Vera se formó como periodista y trabajó en la agencia de noticias italiana ANSA. Desde ese lugar también luchó para romper el cerco informativo de la dictadura. A cada conferencia de prensa donde hubiera extranjeros iba con cartas en las que contaba sobre la existencia de las desapariciones y particularmente la historia de su hija. Así llegó incluso a reunirse con el escritor italiano Primo Levi y se convirtió en una voz internacional para denunciar lo que estaba pasando en Argentina.
Criada en una casa donde las charlas intelectuales y los libros eran comunes, Franca fue una alumna destacada del Colegio Nacional Buenos Aires, donde empezó a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Después de una serie de tomas quedó libre por amonestaciones y aunque le dieron la posibilidad de reincorporarse decidió no terminar allí sus estudios. Al finalizar la secundaria asistió a un taller gráfico. Ahí profundizó su militancia vinculándose a un grupo sindical de la Juventud de Trabajadores Peronistas (JTP).
El 25 de junio de 1976 fue secuestrada y desde entonces Vera no supo mucho de ella. Sí, a los quince días, recibió una llamada al teléfono fijo de su casa. El que atendió fue su marido; era Franca que le decía que estaba detenida en Seguridad Federal y que le daban abrigo y comida. La voz de los sobrevivientes permitió saber que Franca estuvo desaparecida en la Escuela de Mecánica de la Armada y que permaneció en el sótano hasta que fue arrojada viva al mar en uno de los vuelos de la muerte.
Un amigo italiano le recomendó que se contactara con el CELS. “Fuimos a hablar con Mignone en el CELS y también nos dirigimos a todos los organismos de derechos humanos del país y a nivel internacional… En el país tuvimos una cosa muy importante que fue conocer a las personas que estaban en nuestra misma situación. Se creó una especie de hermandad entre nosotros”.
En junio de 2017, durante la visita de la canciller alemana Ángela Merkel al Parque de la Memoria, Vera pudo acercarse y darle un mensaje. Con el pañuelo de las madres en su cabeza, un cartel que le colgaba del pecho con la leyenda: “Son 30.000”, le resumió su historia de persecución, la desaparición de su hija, la ausencia de una tumba donde poder llorarla y le habló también del negacionismo como una línea que une la historia argentina con la alemana. “Nosotros pedimos memoria, verdad y justicia, pero yo tengo un cuarto: nunca más el silencio”, le dijo a la canciller alemana en plena visita.
“Mi testimonio es como un mensaje que puede dar una abuela: Sigan siempre adelante. Sueñen, porque no es malo soñar. Proyecten, porque es bueno proyectar. Únanse, porque es bueno estar unidos en todas las cosas. La amistad es uno de los dones más grandes de nuestra vida, la otra es la libertad y la otra es la solidaridad. Todas estas cosas juntas pueden hacer que una vida tenga un largo desarrollo, tenga verdaderamente un sentido”, dijo Vera en una de las tantas entrevistas que dio a lo largo de su vida y en estas palabras queda su legado. La vamos a extrañar.
Fuente: Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) Foto: Parque de la Memoria.
