(Por la Dra. Cristina Vallvé*). El 9 de marzo se conmemora el Día Mundial del Riñón para promover la toma de conciencia sobre el impacto de la enfermedad renal y la importancia de cuidar los riñones. En Argentina, casi 500.000 personas padecen enfermedad renal crónica y aun no lo saben.

La adopción de hábitos de vida saludables ayuda a la salud renal. ¿Cuáles son y cómo lo hacen?. Las 8 reglas de oro para la Salud Renal.

En Argentina, la enfermedad renal tiene una gran prevalencia: casi 5 millones de personas padecen algún grado de enfermedad renal crónica y se estima que sólo 1 de cada 10 lo sabe. Estos datos, por demás alarmantes, junto a que la enfermedad renal crónica a menudo no presenta ni signos ni síntomas, la convierten en una enfermedad silenciosa que afectará en gran medida la calidad de vida de quienes la padecen.

Una persona puede perder entre el 80% y 90% de su función renal antes de experimentar algún síntoma. Por suerte, existen pruebas de laboratorio, como el examen de orina (para verificar pérdidas de proteínas) o un simple análisis de sangre (como es la creatinina), que permiten detectar la presencia de algún grado de alteración de la función renal.

Los riñones cumplen funciones vitales para el organismo: movilizan desechos producidos por nuestro cuerpo llamados toxinas que se filtran desde la sangre y se eliminan con la orina. También, regulan la presión arterial, la eliminación del exceso de líquido y electrolitos, y generan hormonas que son esenciales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.

Por todo esto, la correcta función de nuestros riñones es tan importante. Cuidarlos es imprescindible para prevenir futuros daños renales.

Existen maneras fáciles para reducir el riesgo de desarrollar enfermedad renal. A continuación, comparto las 8 reglas de oro de la salud renal:

1. Controlar la presión arterial. Es una de las causas más frecuentes que alteran el buen funcionamiento de los riñones cuando no está controlada, junto con el colesterol alto y las enfermedades cardiovasculares.

2. Controlar el nivel de azúcar en sangre. Es la primera causa de desarrollo de algún deterioro o daño renal. Por lo cual, es importante que las personas que padecen diabetes se realicen exámenes frecuentes para monitorear su funcionamiento renal.

3. Seguir una alimentación saludable, rica en vegetales y controlar el peso, tratando de mantenerlo en los parámetros adecuados según indicación médica. Esto ayuda también a controlar la diabetes y la hipertensión, que acompañan el daño renal. Tan importante como esto es reducir el consumo de sal. La ingesta de sodio recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 5 y 6 gramos de sal por día.

4. Mantenerse hidratado. El consumo de agua debe ser de alrededor de 1.5 o 2 litros por día para tratar de reducir el riesgo de deterioro de la función renal.

5. Realizar actividad física de forma habitual para mantenerse activo y en un peso adecuado. El ejercicio ayuda a reducir la presión arterial y, por lo tanto, reduce el riesgo de enfermedad renal crónica.

6. No fumar. El tabaquismo altera la circulación y, por lo tanto, puede alterar la función renal.

7. No utilizar fármacos que puedan dañar los riñones / no automedicarse. Siempre consultar al médico de cabecera.

8. Realizar controles médicos en forma periódica o de acuerdo a la necesidad que indique el profesional médico.

Para finalizar, es imprescindible hablar de la salud de nuestros riñones y de cómo, a partir de la adopción de hábitos saludables, podemos prevenir la enfermedad renal y reducir su impacto en la salud pública. Queremos hacer visible una problemática que afecta a millones de personas en nuestro país y el mundo, siendo nuestro compromiso con la población en general y la comunidad médica. ¡Salud renal para todos!

*Dra. Cristina Vallvé. Médica nefróloga (MN 66.876), integrante del Comité de Salud Renal de la Sociedad Argentina de Nefrología – SAN.