Seis policías fueron condenados por ser los responsables del operativo de represión que derivó en el asesinato del docente neuquino Carlos Fuentealba en 2007. El Tribunal Penal de Neuquén declaró culpables por «abuso de autoridad» y «abuso de armas» a seis de los ocho agentes acusados en la causa Fuentealba II, que juzgó la represión que derivó en el asesinato del maestro Carlos Fuentealba en 2007.

Los agentes Carlos Zalazar, Moisés Soto, Adolfo Soto, Jorge Garrido y Mario Rinzafri fueron hallados responsables de «abuso de autoridad», mientras que al policía Benito Matus se lo culpó por «abuso de armas».

El maestro murió por el impacto en la cabeza de una granada de gas lacrimógeno disparada por el cabo José Darío Poblete el 4 de abril de 2007, durante una manifestación del gremio docente en la ruta nacional 22, en cercanías del paraje Arroyito.

En el primer juicio que se realizó por este caso, Poblete fue condenado a prisión perpetua por homicidio calificado con alevosía.

El asesinato Carlos Fuentealba

Cuando la marcha ya se estaba dispersando,el policía José Darío Pobletedisparó, a menos de dos metrosde distancia, una granada de gaslacrimógeno que impactó en la cabeza de Carlos Fuentealba.

Después de más de una década sólo hay un condenado, mientras que los responsables políticos e intelectuales fueron sobreseídos de la causa.

La historia de este maestro se convirtió en un símbolo de la defensa de la educación pública.

Carlos Fuentealba tenía 41 años y era docente de Matemática,Física y Química. Trabajaba enel Centro Provincial de EducaciónMedia N°69, en el barrioCuenca XV, una de las zonasmás vulnerables del noroestede la provincia de Neuquén.

Sus familiares y amigos lo recuerdan como un maestro porvocación, que siempre se esforzó por aplicar las herramientas pedagógicas más allá de las paredesdel aula. Quería mostrara sus alumnos que la educaciónera una forma de descubrir el mundo y el primer paso paraser conscientes de la realidad, transformarla.

Su compañera, Sandra Rodríguez, lo describe como “un gran humanista” que, ya de joven militaba en la Unión Obrera de la Construcción luchando por los derechos de los trabajadores.

Ese 4 de abril y luego de más de un mes de las movilizaciones, los docentes albergaban la esperanza de que el Estado provincial aceptara una negociación que tuviera en cuenta los reclamos del gremio por un salario acorde a la canasta básica familiar, entre otras reivindicaciones.

Hacía 17 años que los salarios estaban congelados y el gobierno provincial no daba respuestas, aún después de los más de 70 pedidos de audiencia del gremio.