El transporte público y el dictado de clases están casi paralizados, persiste el paro de recolectores de basura, y de refinerías. En París, la situación de la recolección de basura es crítica ya se alcanzó las 10.000 toneladas de residuos sin recoger en las calles.

Manifestantes cortaron algunas de las principales autopistas y cruces para reducir el tráfico alrededor de varias ciudades, incluyendo Lille, Toulouse y Lyon. La situación se agudiza dado que la única respuesta del gobierno es la represión.

La decisión de Emmanuel Macron de aprobar por decreto la resistida reforma jubilatoria provocó este desastre. Más de  3,5 millones de personas se han manifestado en todo el país en rechazo a la pérdida de su derechos.