(Escribe Marcelo Ramal). “No nos entra un quilombo más”, reclamó Sergio Massa en su última intervención pública, sin decir que el mayor de los quilombos ha sido instalado en torno de él mismo y de su candidatura. Massa quiere bloquear una PASO al interior del Frente de Todos, reclamada por Alberto Fernández a cuenta de Agustín Rossi, Daniel Scioli y las camarillas pejotistas y patronales que se agrupan en torno de ellos. Rossi cuenta con el apoyo del gran capital agrario, y no sólo de Santa Fe.
Daniel Scioli no disimula su condición de gestor de la gran burguesía brasileña y de los proyectos de exportación del gas de Vaca Muerta a ese país. En cuanto a Massa, su candidatura ha sido bendecida en la reciente conferencia de la AmCham, una vocera de la penetración económica, política e incluso militar del imperialismo norteamericano a escala internacional. En esa conferencia, el embajador yanqui ofreció hacer de la Argentina un proveedor privilegiado de alimentos a los países de la OTAN, y advirtió sobre ´los vínculos´ de Argentina con China. Argüello, el representante de Fernández-Massa en Washington, le respondió que los ´vínculos´ con China podrían morigerarse si Estados Unidos levantaba restricciones proteccionistas sobre las exportaciones argentinas, incluido el litio.
El FMI y las PASO
Las candidaturas “nacionales y populares” se encuentran condicionadas a la danza de intereses capitalistas que giran en torno de la crisis mundial y la guerra internacional. Pero en esa danza, el que lleva la batuta es el síndico de la quiebra argentina, el Fondo Monetario Internacional. En medio de la crisis de reservas internacionales, Massa quiere que el FMI le adelante los desembolsos previstos para el segundo semestre del año, y atravesar la transición electoral en los términos actuales – o sea, proveyendo de dólares a la burguesía industrial para la importación de insumos, y al capital financiero para que lleve adelante una implacable fuga de capitales del país. Del dólar soja 3, al gobierno sólo ha podido retener 210 millones de dólares.
El FMI condiciona el “adelanto” de fondos a dos medidas centrales: una devaluación importante, que lleve el dólar comercial por encima de los 300 pesos, y la acentuación de los tarifazos, para reducir aún más los subsidios del fisco. Massa reclama un blindaje político para el cimbronazo social que implicará este “paquete·”. Cuando asumió como superministro, se decía que el cargo era su plataforma de lanzamiento para la candidatura presidencial. Pero la crisis ha colocado las cosas al revés: ahora, Massa debe ser candidato “único” del oficialismo si quiere preservar su silla en el ministerio de Economía. Es como “cerrar la puerta y tirar la llave”, en vísperas de un nuevo sacudón contra las masas. Para el caso de una derrota oficialista, el FMI ampara al “otro” Massa: Rodríguez Larreta, quien debería llegar a su candidatura a través de una PASO del radical-macrismo. Una supresión general de las PASO ayudaría a la consagración de Massa como candidato oficial, pero en perjuicio de JxC y de sus múltiples fracturas. La Corte, convertida en árbitro de toda la crisis política, se ocuparía de declarar la inconstitucionalidad de un decreto que suprima las primarias.
El kirchnerismo ha respondido al reclamo de la “candidatura única” con una extraordinaria duplicidad política. Mientras avala el plan político de Massa y el FMI, toma los recaudos para distanciarse de una posible catástrofe electoral a manos de ese “candidato único”. Por eso, Kicillof reflotó un posible desdoblamiento de las elecciones provinciales y municipales en Buenos Aires. Si se tiene en cuenta además a las elecciones de la CABA en dos urnas diferentes, las presidenciales han quedado completamente dislocadas de los comicios provinciales, y tendrán lugar con gobernadores electos en la abrumadora mayoría de los distritos. Es una confesión de la disolución nacional provocada por la bancarrota financiera del Estado, que carga con una deuda de 550.000 millones de dólares.
Los diarios señalan a la CGT y al kirchnerismo sindical como sostenedores de hierro del operativo de la ´candidatura única´ de Massa. La burocracia implora por un “orden político” para poner a raya la conmoción inevitable que surge de la inflación creciente y de la consiguiente pulverización de los salarios, y que la devaluación en puertas no hará sino exacerbar. Ya lo están demostrando las luchas autoconvocadas de los docentes y estatales en el NOA y la desautorización de los recientes acuerdos paritarios. La huelga indefinida ha sido declarada por los maestros salteños, y el subte anuncia un paro general el próximo lunes. El escenario de disolución económica y política está calando profundamente sobre la clase obrera. La nueva fase del acuerdo fondomonetarista, con devaluación y tarifazo incluidos, plantea la preparación de la huelga general por un aumento inmediato de 150.000 pesos, el salario igual a la canasta familiar y su indexación mensual.