(Opinión). En el mediodía de ese 1° de junio, un grupo de jóvenes, cuyo promedio de edad no superaba los 24 años, hizo prisionero, enjuició y ejecuto a Pedro Eugenio Aramburu: Habían nacido los Montoneros, máxima expresión de lucha contra el imperialismo nacida en el seno del pueblo.
En este primer operativo firmado, Montoneros definió su proyecto y mostró un camino. El primer objetivo, que era el lanzamiento público de la Organización, se cumplió con éxito: En cuestión de horas, los argentinos supieron que las lucha de la Resistencia, las del Plan de Lucha, la de los Uturuncos y toda las expresiones combativas del peronismo, se habían sintetizado en un grupo de jóvenes armados dispuestos a triunfar o morir.
El segundo objetivo era ejercer la justicia revolucionaria contra el factótum de la Libertadora, porque si Rojas fue la figura más acabada del gorilismo, Aramburu fue la personificación del antipueblo. Él era responsable de los bombardeos a la Plaza de Mayo, de la salvaje represión de Junio del 56, culpable directo de los fusilamientos en José León Suáres y, además y sobre todo, artífice del delito que a los peronistas había herido e indignado como nunca nada los había exasperado: el robo y desaparición del cadáver de Evita.
Ahora, por primera vez, el pueblo podía sentar a un cipayo en el banquillo de los acusados, juzgarlo, condenarlo y ajusticiarlo. Eso hizo Montoneros en Timote: demostró que más allá de las trampas, las argucias legales y los códigos para reprimir a los trabajadores, había un camino hacia la Verdadera Justicia, la que nace de la voluntad de un pueblo.
Fuente: Facebok. Kirchner – Kirchner para la Victoria
·