(Por Marcelo Rama. Pre candidato a presidente por Política Obrera). Los diarios todavía se hacen eco de las peripecias financieras de Santiago Maratea, el joven influencer que convirtió a una cruzada filantrópica para el club Independiente en provechoso negocio propio. ´Santi´, según se reveló, se alzaba con el 5% de los fondos recaudados entre miles de simpatizantes del club, junto a un jugoso sueldo ´gerencial´. Aunque la tinta del caso Maratea sigue fresca, ya fue definitivamente opacada por otro episodio comparable, pero de envergadura infinitamente mayor.
Marcelo Ramal

Nos referimos a Javier Milei, el ´libertario´ que había saltado a la fama prometiendo terminar con los privilegios de la ´casta política´. Las denuncias del dirigente político neuquino Carlos Eguia, ex aliado de “La Libertad Avanza” en las elecciones de esa provincia, pusieron de manifiesto una red de favores, pagos y contraprestaciones que luego se revelaron como práctica corriente en el conjunto del país. Milei y su círculo le exigían a Eguía la totalidad de los puestos de empleados legislativos que obtuviera, incluso para nombrar a personas que jamás actuarían en Neuquén – ñoquis de la “Libertad”. Las denuncias se extienden luego al pago de ´franquicias´ para el uso de la sigla partidaria y otros arreglos económicos. Una legisladora porteña reveló haber firmado su renuncia anticipada al cargo, una adaptación de las prácticas patronales negreras que buscan eludir el pago de indemnizaciones por despido. Milei, por esa vía, aplicó sobre su propia tropa la reforma laboral que pergeña -y no solo él- para el conjunto de los trabajadores.

Así las cosas, la ´cruzada libertaria´ se convirtió en un gran emprendimiento personal y, si se nos permite, de los proveedores de alimentos para perros de raza. Maratea y su fideicomiso rojo quedaron reducidos a un juego de niños. El niño influencer vendía promesas a la afición de un club quebrado – Milei multiplicó la fantasía a la escala de un país en cesación de pagos.

El reguero de denuncias acompaña la declinación de Milei en las encuestas. Pero en verdad, esa caída ha precedido a los escándalos, como se puso de manifiesto con el derrumbe de los candidatos provinciales que ´compraron´ la franquicia de Milei. La gran burbuja libertaria termina revelando lo que realmente es – un invento mediático dirigido a instalar una agenda de guerra social contra las masas. Con el seudolibertario,se desploman también las elucubraciones interesadas en torno de un supuesto movimiento fascista de masas. Los que decían votar por Milei se distancian apenas toman conocimiento de algunas de sus “propuestas”. Por caso, completar hasta el final el proceso de privatización de la educación y la salud que otros -incluso y principalmente los ´nacionales y populares´- vienen ejecutando desde hace décadas.

Milei ha llamado la atención con un planteo de dolarización al que buena parte de sus financistas le dio la espalda. Reclutó en torno de él a los economistas jubilados de la era de Menem y Cavallo, incluyendo al propio Cavallo. Pero las fantasías económicas de MIlei colisionan con la insolvencia de Argentina, y no resuelven el intringulís que ninguno de los ´precandidatos´ puede afrontar: cómo volver a endosarle la gigantesca hipoteca de la deuda pública interna y externa a una población trabajadora ya empobrecida hasta su límite histórico.

En Jujuy, el gobernador Morales, socio de Larreta -¡el dialoguista!- ha creado un régimen infraconstitucional para lidiar con las movilizaciones y huelgas, a costa de desatar una rebelión popular. Un hombre de Massa, Gustavo Sáenz, siguió el mismo camino en Salta, y con la misma respuesta por parte de maestros y trabajadores de la salud. Las convulsiones de una salida capitalista a la crisis capitalista de Argentina no sólo exceden a Javier Milei.

Los agoreros del caso Milei han confundido a un supuesto ascenso fascista con la volatilidad y los bruscos virajes políticos que se asocian a la crisis de carácter histórico que envuelve al régimen social vigente y sus partidos. Argentina no es la excepción, en un escenario mundial y continental donde los ascensos ´fulgurantes´ han conducido -por derecha y por izquierda- a gobiernos que agotaron su capital político en cuestión de meses. Los “Unidos” o “juntos” de Argentina se solazan con la caída de Milei, esperando recoger un desplazamiento de votos. A despecho de ello, en las elecciones provinciales y en las encuestas crece la abstención, y algunos esperan el menor índice de asistencia a estas PASO desde 1983.

Los socialistas, sin embargo, examinamos ese escenario en todas sus consecuencias. El impasse político de las masas es, por sobre todas las cosas, la manifestación de una crisis de dirección de la clase obrera. La mayoría de la izquierda mundial se ha convertido en apéndice de la OTAN – la izquierda argentina, mayoritariamente expresada en el FITU, ha ingresado en el proceso electoral en una disputa de facciones que encierra un monumental carrerirsmo parlamentario, de espaldas a la crisis social y política vertebral que envuelve a estos comicios. El ascenso del ´libertarianismo ha explotado también la irrelevancia de una izquierda adherida al régimen imperante.

Política Obrera intervendrá en las elecciones para clarificar el alcance de esa crisis, orientar y organizar a los trabajadores que, con sus luchas, ha comenzado a tomar en sus manos el desenlace.