El 31 de agosto de 2009 -la entonces Presidenta Cristina Fernández de Kirchner- creaba el Sistema Argentino de Televisión Digital Terrestre mediante el Decreto 1148.
El Sistema, al que luego llamamos simplificadamente TDA por Televisión Digital Abierta, comprende a la totalidad de canales privados comerciales o sin fines de lucro, estatales en cualquiera de sus jurisdicciones, de personas de derecho público e indígenas, que operan en el espectro radioeléctrico con emisiones digitales en la norma ISDB-T. También establecía 10 años de plazo para que todos los servicios migraran a transmisiones digitales.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sancionada un mes más tarde, estableció que los canales que estuvieran funcionando con licencias para servicios analógicos tendrían derecho a una reserva de espectro digital para cubrir la misma área de servicio.
Las emisoras públicas (TV Pública nacional y canales provinciales) también están alcanzadas por este derecho y se estableció que podrían acceder al espectro digital necesario para instalar todas las repetidoras que necesitaran para cubrir el territorio de sus provincias.
Estas decisiones tienen otra pata fundamental en el Decreto 1010/2010, que creó la Plataforma Nacional de Televisión Digital Terrestre en cabeza de Arsat y el Sistema Experimental de Televisión Abierta Digital que funciona en los canales 22 al 25, y autorizó a que por él se transmitan “señales propias o de terceros”.
Más adelante el Decreto 835/2011 autorizó a Arsat a prestar los servicios de transmisión de televisión terrestre a licenciatarios y autorizados para facilitar la “conversión tecnológica” y luego el Decreto 2456/2014 aprobó el Plan Nacional de Servicios de Comunicación Audiovisual Digitales que fijó las condiciones del despliegue de la Televisión Digital, la transición desde la analógica, los concursos y las cuestiones atinentes a las repetidoras.
Al día de hoy la mayor parte de los canales del país que tenían transmisiones analógicas se encuentra realizando transmisiones digitales, pero todavía muchos de ellos tienen dificultades para hacerlo. El encendido de los canales nativos digitales, que deberían haber expresado la potencia de la Ley 26.522 es otra deuda, ya tenemos algunos, pero quedan otros por encender gracias a que se reactivaron los trámites de los concursos llamados en estos años. Y esto es consecuencia no solo de los costos de la inversión necesaria. En simultáneo se ha dado la emergencia de las plataformas digitales (audiovisuales y redes sociales) que disputan audiencia con ellos y uno de sus impactos visibles ha sido la reducción de audiencias en general y la migración de inversiones publicitarias hacia el mundo digital. Para que haya tiempo y una transición ordenada y dentro de la Ley, el Poder Ejecutivo prorrogó las obligaciones de encendido digital y apagado analógico, con fecha de finalización a mediados de 2025 para su última etapa.
Pese a la presencia creciente de plataformas y redes que le disputan la centralidad, en muchas comunidades la televisión sigue siendo la referencia principal para la construcción de sentido y la satisfacción de las necesidades de información. En otras, debe dar batalla. Con todo, en los eventos en vivo, en la transmisión de eventos de alto interés cómo el fútbol, sigue ocupando el centro del dispositivo cómo quedó en evidencia con los ratings registrados en el último mundial de fútbol masculino donde el conjunto de televisoras públicas lideradas por la TV Pública nacional llevaron las emociones a prácticamente todo el país.
En tiempos en que los despliegues de tecnologías de comunicación e información, apalancados en inversiones globales y disputas geopolíticas, se intensifican es clave que el sistema de la televisión abierta pueda defenderse en conjunto para seguir teniendo relevancia para sus audiencias. Mas pantallas personales en la mano de las audiencias, con conectividad 4G que ofrece un ancho de banda apto para la transmisión de video, no debería ser visto únicamente como una amenaza, es el campo de batalla que deben conquistar quienes hace años se especializaron en producir contenidos desde el “broadcast”.
La infraestructura pública que lleva adelante el Estado nacional a través de Arsat, con importantes inversiones, está al servicio de los canales que la necesiten para dar el salto a está tecnología que ya está madura y ha demostrado suficiente robustez para seguir funcionando aun cuando decisiones políticas de administraciones anteriores la olvidaron. Ese “olvido” llegó a poner en jaque su continuidad y recuperarla de él ha conllevado tiempo y dedicación. Por haber realizado esta tarea, en la actualidad se nos abren nuevas posibilidades.
Por eso desde el Estado, en conjunto entre el Consejo Asesor del Sistema Argentino de TV Digital Terrestre, Arsat y Enacom buscamos cada día soluciones a los problemas particulares de cada canal para la transición y en ese sentido participamos de una mesa de trabajo conjunta en el último Plenario del Consejo Federal de la Televisión Pública que se reunió en Buenos Aires los días 24 y 25 de agosto pasados.