Nicolás Maduro fue proclamado ganador de las elecciones de último domingo por el Consejo Nacional Electoral. Como ya ocurrió anteriormente referentes de la derecha, varios locales, salieron a denunciar fraude, aún antes de conocerse los resultados.

Más allá de la resolución final, Venezuela definirá su realidad, algunas reflexiones pueden aportar para entender la situación.
Sabido es que el fascismo y la derecha siempre van a tratar de destruir los estados soberanos, a los estados que impulsen el empoderamiento en el poder de los sectores populares. Pero, en el plano local, la virulencia de los desestabilizadores tiene pocos puntos de comparación. Aún más cuando este discurso es tomado por sectores supuestamente “progres”, que hablan de democracia… de las condiciones de vida de la población venezolana… tienen cara de piedra, porque saben, que hoy Maduro y el movimiento Chavista resiste al imperialismo desde su comienzo. Saben que Chavéz y Maduro ganaron más de 18 elecciones en su historia. Saben que desde el 2014 Venezuela enfrenta un bloqueo criminal que llevó a la pobreza a la mayoría de la población. Que Estados Unidos en nombre la libertad se robó la filial de petróleos de Venezuela (PD-USA) apropiandose de tres refinería y más de 4200 estaciones de servicios. Que también en nombre de la libertad, el Banco de Inglaterra incautó 31 toneladas de oro, unos 2.000 millones de dólares, de la Re´pública de Venezuela. También saben que la oposición venezolana impulsó numerosos intentos de golpes de estado, invasiones y que quemaron vivos a militantes del chavismo; que proclamaron a un Juan Guaido “presidente encargado de Venezuela”, habiendo un gobierno constitucional. También saben, que si les preocupa la pobreza y la economía nuestro país está por debajo de los índices del país al que atacan. Argentina tiene mayor inflación que la de Venezuela y esa nación tiene un crecimiento económico más alto que el nuestro.
Los cipayos, tiene virus contagiosos que se expanden y está afectando a una importante franja de la población.
Raúl Espíndola