El FMI impone la absolución de Argentina. El Grupo de Acción Financiera Internacional (Gafi) “aprobó ayer en París un informe favorable a nuestro país”, en cuanto a lavado de “plata negra”, informa con gran encabezamiento y entusiasmo el diario Clarín. Atribuye el éxito obtenido por el gobierno a “la condena de Báez, al aumento de las sentencias por lavado y decomiso, entre ellos el caso de la Ruta del Dinero K”. Con la misma pompa saludaron la absolución de Argentina el conjunto de los medios de comunicación.

 Por Jorge Altamira. El elogio a la decisión del Gafi constituye una de las grandes estafas de “la prensa libre”, del gobierno y de los famosos “organismos internacionales”. La información proporcionada, así como los análisis que la han acompañado, es incuestionablemente falsa. En estos mismos momentos se está procesando un blanqueo de dinero o capitales que, en principio, había sido estimado en 40 mil millones de dólares pero que superaría bastante ese monto. Esta evasión de dinero o capitales, responde a estafas al fisco o tiene su origen en el negocio del narcotráfico y financiamiento del terrorismo. El Indec estima “la formación de activos externos” por residentes argentinos, en forma legal e ilegal, en el orden de los 250 mil millones de dólares, una parte de los cuales son activos en moneda extranjera dentro del país. Pero la cifra que cuenta con mayor aceptación es de 400 mil millones, apenas inferior a la deuda pública de la Administración Nacional. El blanqueo de Caputo exime a sus beneficiarios de explicar el origen de ese dinero, lo que equivale a una amnistía fiscal. Esos activos están constituidos por depósitos en bancos, pero por sobre todo por tenencias financieras como títulos de deuda (pública y privada), acciones y propiedad móvil o residencial. El Gafi emite un certificado de pulcritud financiera para Argentina, en medio de un blanqueo que reconoce exactamente lo contrario. El gobierno de Estados Unidos se ha negado a ofrecer información completa a Argentina sobre esos activos en el exterior, para que no sea usada contra sus propietarios. El capital financiero protege sus paraísos fiscales, incluso en Estados Unidos, donde el capital acumulado rivaliza, en monto, con el que circula en blanco.

Pero este encubrimiento del lavado de dinero, por parte del Gafi y el dúo Caputo-Milei, va más lejos porque tiene lugar cuando el gobierno disuelve a la Agencia de Impuestos para construir otra que tiene el objetivo de poner al espionaje financiero en manos de una camarilla de libertarios que forma parte de la banda de evasores de dinero y de lavadores de activos en negro. Lo señala el mismo Clarín cuando informa que el nuevo titular de Inteligencia financiera, Andrés Gerardo Vazquez está “acusado de proteger a Lázaro Báez” (Clarín), casino Puerto Madero, Cristóbal López, al zar del Tabaco, Pablo Otero”. La condena a Lázaro Báez sirve para blanquear a un cómplice fiscal del mismo Báez y varios otros. Por eso, la jefa de la ex DGI, Florencia Mizrahi, se negó a firmar, como correspondía, esa designación. En su lugar lo hizo Patricia Bullrich. Pero al mismo Vázquez le han encontrado cuentas en el exterior, en un esquema de fuga de capitales organizado por el BNParibas, que se encuentra procesado. El promotor de Vázquez para la Dirección de Inteligencia es un individuo llamado Leonarido Scatturice, otro ex agente de Inteligencia, que no puede venir a Argentina, porque luego no lo dejarían entrar a Estados Unidos, donde se encuentra en este momento. En definitiva, el Gafi ha absuelto a un país cuyo gobierno político y fiscal está compuesto por lavadores de dinero o cómplices de lavadores de dinero.

La pregunta es, entonces, ¿por qué tiene lugar está absolución de delitos fiscales y de lavado? Porque de lo contrario Argentina quedaría en una lista negra de infractores que inhabilitaría el ingreso de capitales y haría imposible pagar la deuda externa con nuevos financiamientos. La estructura de la política económica libertaria tiene un asiento delictivo. Es aquí cuando aparece el columnista Marcelo Bonelli para decir que el Gafi “hizo zafar a la Argentina (por) un pedido clave del FMI. Integrar esa nómina ‘gris’ complicaba la relación bilateral y la colocación de deuda de los grandes grupos argentinos”. En un palabra, Báez no tiene nada que ver y es probable que él mismo termine absuelto.

Cuando se tiene en cuenta el monto de los activos externos de la burguesía argentina, es claro que un blanqueo de 50 o 60 mil millones de dólares no significa nada. El blanqueo de Macri recibió 140 mil millones. La patronal argentina opera en negro más que nunca. Es lo que explica que obtenga financiamiento en el exterior, aunque caro, porque esos activos funcionan como una garantía de los préstamos, junto a las acciones de las compañías nacionales que se encuentra en manos de fondos extranjeros –en especial de las energéticas y de YPF. El ‘éxito’ del blanqueo de Macri, en 2017, se convirtió en pesadilla cuando, poco después, con Caputo de ministro, los blanqueadores pegaron la vuelta y se fueron del país, desatando una crisis que está lejos de finalizar. A Milei le puede pasar lo mismo con este segundo blanqueo de Caputo. Pero el propósito de aumentar el superávit fiscal con una clase social capitalista que esquiva el pago de impuestos, exige ‘ajustes’ aun mayores y la venta del patrimonio estatal que todavía se encuentra en pie, o confiscar el Fondo de Garantía de Anses. Para reforzar este régimen de evasores, el gobierno acaba de eliminar los precios testigos para la exportación y los controles a la importación. Esto es miel para los ojos para los que subfacturen las ventas al exterior y sobrefacturen las compras. También elevar el IVA al 25% (como hemos advertido desde este sitio), cuyo pago por los consumidores sólo parcialmente irá a manos del Tesoro nacional. Al final del camino, Milei logrará realizar su “sueño del pibe”: quebrar financieramente al Estado, que ha prometido demoler.

Fuente: Política Obrera