Tras más de una década del acoso de bandas de mercenarios -impulsadas por Estados Unidos e Israel- el Presidente sirio fue derrocado. En Siria nunca hubo ninguna guerra civil, el pueblo no tomó las armas para derrocar a Bashar Al-Assad. Fueron los forajidos cipayos apoyados por el extranjero. Ahora en Damasco comenzaron los saqueos, fueron atacados el palacio presidencial, oficinas del gobiernos y bancos.

Un claro análisis de Sebastián Salgado, director de Data Urgente.

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