En nuestra historia se nutre de sabores y de sinsabores. De sucesos pequeños, algunos épicos, algunos individuales y la mayoría colectivos. De tragedias que en su gran mayoría recayeron sobre la “generación diezmada”, aquella que fue la víctima apuntada por le terrorismo de estado que vivió nuestro país en los años setenta. La memoria es una de las herramientas indispensable para avanzar hacia una sociedad sana y decirle Nunca Más al horror. En esa búsqueda recordamos hoy a Mario Alejandro Giribaldi Detenido y desaparecido con sólo 22 años de edad.

Un 7 de abril nació Mario en la ciudad de Santiago Del Estero Alejandro Giribaldi, Rugbier de Santiago Rugby Club y Lawn Tennis Club de Santiago del Estero, (Investigación de Carola Ochoa).
Era estudiante de Derecho. Militaba en el PRT-ERP. Fue detenido en dos oportunidades. El 7 de abril de 1976 fue sacado de su domicilio, en la ciudad capital por el subjefe del DIP, Tomas Garbi, quien iba acompañado por personal de la Policía y del Ejército.
Giribaldi fue trasladado a la DIP donde estuvo incomunicado y fue torturado durante 23 días. Recuperó su libertad el 30 de abril del mismo año.
La segunda detención se produjo el 9 de mayo de 1976, también por agentes del DIP y efectivos del Ejército. Fue llevado a un centro clandestino de detención en la provincia de Tucumán, de donde regresó en un estado físico lamentable. Fue nuevamente trasladado a la DIP, en donde fue mostrado a otros detenidos como prueba de lo que les podían hacer. Estaba en muy malas condiciones físicas por los tormentos recibidos.
Fue alojado en el Penal de Varones, donde permaneció durante los 10 días. Allí estuvo con otros detenidos, a quienes les relató lo que había vivido y les mencionó a los santiagueños qué había visto en Tucumán. Luego fue retirado del Penal y llevado a la DIP, junto a Cecilio Kamenetzky. El 13 de noviembre de 1976, fecha en que se produce el supuesto “intento de fuga” donde Kamenetzky es asesinado, Giribaldi fue desaparecido.
Testimonio de un Amigo de Mario:
“Yo fui compañero de Mario en la universidad de Santiago del Estero donde ambos estudiábamos Abogacía, era mi amigo. Me conmovió ver su foto en la lista. Yo fui detenido en 1975 y puesto a disposición del PEN. A principios de 1976 Mario Giribaldi y Cecilio Kamenetsky fueron detenidos y torturados por el SIDE de Sgo. del Estero. Luego de varios días ambos fueron trasladados a la prisión de la calle Alsina donde yo estaba.
En el pabellón pude hablar mucho con Mario. Me contaba que lo habían llevado al campo de concentración de Famaillá en Tucumán, donde le mostraron a su hermano torturado. También vio a Gloria Figueroa y su hermano, ambos Santigueños y desaparecidos en Tucumán; el hermano mayor de Gloria, Raúl, estaba detenido conmigo en la calle Alsinas de Santiago. A Mario lo habían torturado Mussa Azar, que fue jefe de inteligencia del gobierno de Juárez de Santiago del Estero, Ramiro Lopez, el comisario Garbi, y el actual comisario Juan Bustamante. Los cuatro fueron también mis torturadores, y trabajaban en el Servicio de Inteligencia de Estado de Santiago. Los cuatros eran miembros de la elite. Juan Bustamante era el Jefe de la Unidad regional 1° también de esa ciudad.
Garbi fue jefe de la Unidad regional La Banda, Ramiro López era dueño de una de las principales agencias de seguridad de la ciudad.
Mario y Cecicio Camaneski, fueron retirados de la prisión varios días después por estos mismos asesinos. Por otros prisioneros en la SIDE de la calle Belgrano nos enteramos que Mario desapareció. Tuve el agrado de conocer a Marito, como lo llamábamos todos en nuestro lugar de trabajo, que era del Colegio de Médicos de Santiago del Estero, en el año 1975. Compartimos además de las horas de tareas, el camino hacia la parada de la línea 17 que en ese entonces pasaba por Belgrano, más precisamente en la Sociedad Italiana (entre 9 de Julio y Avellaneda) pues él ya vivía en La Banda en calle Soler que era la casa paterna de por ese entonces su esposa Kely Kofler. Digo que tuve el agrado de conocerlo porque realmente fue así, pues era una persona sencilla, humilde, agradable en todo sentido y muy fiel a sus principios como esposo y padre (creo que de dos nenas pues a esta altura mi memoria ya me falla en algunas cosas). Pero no para olvidar a Marito, pues cuando me enteré de su desaparición, lamenté mucho y me sorprendí más todavía, porque en los momentos que compartí NUNCA me habló de ideales políticos ni de cosas por el estilo. Ojalá Dios lo quiera que algún día lo vuelva a ver después de mi muerte y decirle lo mucho que me alegra ese encuentro.”
Fuente: Facebook Carola Ochoa