Una película que se sigue repitiendo como una pesadilla y que obviamente tiene un final anunciado. Sin memoria no hay salida. “Otra vez sopa” dijo mi abuela… ¿mis nietas, tendrán siquiera sopa?. Compartimos un excelente análisis y relato histórico de la Deuda con el FMI, el engaño permanente, la timba financiera, la destrucción de nuestra producción y la miseria en que queda sumida nuestra Argentina.

RESCATANDO AL SOLDADO CAPUTO.

Por Daniel Kiper

Luis Caputo, el artífice del megacrédito de USD 57.000 millones con el FMI en 2018, vuelve al centro de la escena como protagonista de otro episodio clásico del manual económico argentino: el salvataje financiero con consecuencias sociales devastadoras.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un nuevo programa para Argentina bajo la forma de un Acuerdo de Servicio Ampliado (SAF) por USD 20.000 millones, con un desembolso inmediato de USD 12.000. El objetivo declarado: fortalecer reservas, facilitar la salida del cepo y “recapitalizar” al Banco Central.

Pero detrás del relato técnico del Presidente y de las loas al “orden macroeconómico” del staff del FMI, los rostros adustos del gabinete hablaban por sí solos. Lo que se está gestando es un nuevo capítulo de ajuste. Y sus protagonistas no están en los palcos oficiales. Tienen nombre y apellido: el pueblo argentino.

El déjà vu de la dependencia.

Argentina ya vivió esto. Desde 1956, ha firmado 23 programas con el FMI. Todos con la misma receta: ajuste fiscal, apertura comercial, liberalización financiera y endeudamiento externo.

El resultado fue también recurrente: caída del consumo, aumento de la pobreza, pérdida de soberanía económica. Y crisis. La de 2001, tras años de obediencia al Fondo, terminó con 1 de cada 5 argentinos sin trabajo, ahorros confiscados, violencia social y un default. La gente saqueó supermercados para comer. El pueblo pagó con sangre la “responsabilidad fiscal” de las elites.

¿Recapitalizar el BCRA o rescatar a los de siempre?

El gobierno presenta este nuevo acuerdo como parte de un “plan de estabilización”. Pero la realidad sugiere otra cosa.

En los últimos meses, grandes jugadores financieros ingresaron dólares al mercado oficial, colocaron pesos en instrumentos con tasas reales elevadas y ahora –con la promesa de una liberación del cepo y una nueva línea de dólares frescos del FMI– están listos para reconvertir sus pesos en dólares. Es la bicicleta financiera reloaded: entrar caro en pesos, salir barato en dólares antes del colapso.

Y como entonces, ¿quién se hará cargo de la salida de divisas que provocará esta ingeniería? El pueblo argentino. Porque esos USD 12.000 millones no son para inversión productiva, ni para obra pública, ni para salud, ni para salarios. Son esencialmente, para financiar esa salida. Para que los que apostaron a la timba no pierdan. ¿Y quién paga? Siempre el mismo: el que no tiene cómo llenar la heladera a mitad de mes.

Tengamos memoria: en 2018, con Caputo como Ministro de Finanzas, una maniobra similar anticipó la fuga de más de USD 10.000 millones en pocas semanas. Sin aprendizaje, repetimos la historia

¿Qué significa “recapitalizar el Banco Central”?

En palabras simples: tomar deuda para pagar deuda. El BCRA no se “recapitaliza” con deuda. Se endeuda. Así de simple. Y lo hace emitiendo pasivos bajo legislación extranjera, es decir, perdiendo capacidad de maniobra monetaria y jurídica. Es pretender fortalecer nuestra economía familiar hipotecando nuestra casa aún más.

En efecto, en lo inmediato se endeuda en USD 12.000 millones más, bajo jurisdicción internacional y condicionados por metas de ajuste, para pagar deuda. Cambiamos el collar. No ganamos libertad.

“Recapitalizar” es una palabra engañosa. No implica fortalecimiento genuino del balance del Central, sino una forma de evitar que explote el sistema antes de que los que deben irse… se vayan. Para que los grandes jugadores financieros puedan llegar a la puerta de salida.

Nada nuevo bajo el sol.

Desde Prebisch en 1955, Martínez de Hoz en 1976, Cavallo en los ’90 y el propio Caputo en 2018, y hoy, Sturzenegger y Caputo como guionistas del nuevo libreto del ajuste eterno. los planes de estabilización basados en deuda externa, ajuste fiscal y apertura irrestricta terminaron igual: endeudamiento insostenible, destrucción del empleo, cierre de empresas y fuga de capitales.

La historia es circular. Los actores cambian, el libreto no. Siempre prometen crecimiento, siempre llega la crisis, dejando un saldo de mayor desigualdad, desindustrialización y pérdida de soberanía económica.

¿Qué sigue?

El propio FMI deslizó que el programa apunta a una futura liberalización del tipo de cambio. Es decir: levantar el cepo. Pero eso no se hace sin respaldo. Por eso este préstamo no es para estabilizar. Es para garantizar que los dólares estén… cuando los grandes quieran irse.

Mientras tanto, se recortan subsidios, se paraliza la obra pública, se destruyen convenios laborales, se criminaliza la protesta y se plantea una reforma del Banco Central que implica ceder aún más soberanía monetaria.

Es el mismo patrón de siempre: privatizar las ganancias, socializar las pérdidas.

Crónica de un final anunciado.

Rescatar al soldado Caputo no es rescatar al país. Es rescatar a los de siempre: a los que juegan a la ruleta con la economía nacional y nunca pierden. Es darles una salida elegante a los que entraron por la ventana de la especulación, a los mismos sectores que siempre se benefician de la Argentina en crisis. La diferencia es que ahora no lo hacen en nombre del “progreso” o la “modernización”, sino de la “libertad”.

Pero como la historia nos ha enseñado una y otra vez: cuando se garantiza la libertad para la fuga de unos pocos, el pueblo argentino queda “atrapado sin salida”

Esta tarde iré al cine a ver un estreno. Porque esta película que hoy les comento… ya la vi.

Y si no aprendemos a cambiar el guión, el final será el mismo de siempre.