Investigadoras e investigadores del CONICET analizaron la información existente sobre el uso de barbijos para acompañar y fortalecer las medidas de distanciamiento. Concluyen que son un buen complemento para prevenir contagios; explican cómo hacerlos en forma casera y qué hay que tener en cuenta para que sea efectivo su uso.

Evidencias del uso generalizado de barbijos.

En el contexto de la pandemia, y ante la inquietud sobre las medidas de protección de la población en general, grupos de científicas y científicos del CONICET, investigaron la bibliografía actual sobre el uso de barbijos caseros y lanzaron un documento con consideraciones técnicas para su fabricación y uso, en concordancia con las indicaciones que el Ministerio de Salud de la Nación lanzó recientemente. 

Por un lado, en el Instituto Andino Patagónico de Tecnología Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET-UNComa), cuenta Diego Libkind, investigador principal del CONICET, se ‘dispararon’ varios proyectos, siendo este documento el primero en salir a la luz. Para acceder al instructivo, haga click aquí.

“A través de la gestión del CCT [Centro Científico Tecnológico Patagonia Norte] tuvimos conocimiento de que el INIBIOMA estaba haciendo lo mismo, así que trabajamos en conjunto para enviar a la provincia el resultado del trabajo que, además, se fue viralizando una vez que lo publicamos”, cuenta Libkind.

“Un barbijo casero tiene que cumplir ciertas condiciones: primero que quede cómodo y sea fácil de retirar por los elásticos, para evitar tocarlo o acercar las manos a la cara. Tiene que ajustarse bien y dar una buena respirabilidad. Además debe ser reutilizable para asegurar la disponibilidad”, explica Libkind. “Lo importante es reducir las gotículas que podemos expeler, más teniendo en cuenta que la infección inevitablemente va a ocurrir, y muchos serán asintomáticos. Con un tapaboca higiénico serán ‘propagadores’ más reducidos”.

Entre los datos que recopilaron, ambos grupos hicieron una búsqueda de evidencias sobre el uso generalizado de barbijos tratando de entender qué impacto puede tener, y como explica Micaela Buteler, investigadora adjunta del CONICET en el INIBIOMA, la idea es ante las diferentes opiniones sobre el uso poder buscar las bases científicas del por qué sí o no recomendar el uso del barbijo. “Qué datos hay que avalen o no el uso”, resume.

“En ningún lugar se tomó una medida única, pero lo que plantea el informe, es que entre los países que dentro de sus medidas incluyen el uso de barbijos, en lo posible obligatorio, hay una clara disminución de la propagación del virus, o se hace más lenta”, explica Libkind.

“Es importante remarcar que un barbijo no te hace inmune a que el virus ingrese al organismo. Lo que hace es reducir la emisión y la propagación al ambiente para que otros no lo capten y se infecten”.

Los investigadores coinciden además en resaltar que es importante el buen uso de estas medidas de barrera contra el virus, y evitar la sensación falsa de seguridad que un barbijo puesto te puede generar, y no dejan de lado las medidas de higiene y distanciamiento como principal forma de evitar la propagación del virus.

Asesoramiento para mejores decisiones

Si bien ambos grupos venían trabajando en esta recopilación de datos para poner blanco sobre negro en la cuestión y flanquear la duda de si recomendar o no el uso de barbijo, fue ante un pedido técnico del Gobierno provincial de Río Negro que aunaron los informes de ambos institutos. 

“Los dos informes tienen un enfoque distinto, pero llegamos las mismas conclusiones. El objetivo fue asesorar a los funcionarios de la provincia y de hecho la gobernadora recomendó el uso de los barbijos caseros, que aunque no es obligatorio, se está apuntando a difundir fuertemente las recomendaciones para la población general”, explica Buteler. 

Si bien la OMS (Organización Mundial de la Salud) no recomienda el uso indiscriminado de barbijos aún, el CDC (Centro de Control de Enfermedades, de los Estados Unidos) sí instruye en el armado de piezas caseras y recomienda su uso. “Por un lado deben ser caseros para evitar el acopio de instrumentos muy necesarios para el personal de salud, y por otro lado, está la preocupación de la sensación de falsa seguridad que puede llevar a un mal uso”.

“En países donde el uso de barbijos es frecuente se implementó el uso obligatorio de barbijos o máscaras caseras para toda la población desde el comienzo de esta pandemia: Japón, Corea del Sur, China y Hong Kong. En Hong Kong este método fue efectivo para desacelerar el contagio de otras enfermedades respiratorias en el pasado, como el SARS en el 2003 (Lo et al., 2005)”, indica el informe.

Fuente: Conicet