El test “COVIDAR IgG”, cuyo desarrollo fue liderado por científicos del CONICET y del Instituto Leloir, fue validado con 5000 análisis en distintos centros de salud con excelentes resultados. Fue registrado en ANMAT y ahora está en etapa de producción: se podrían realizar 10 mil pruebas por semana y escalarlo a medio millón en el término de un mes.
El Equipo creador del test Covidar IgG, está integrado por:
Andrea Gamarnik, Marcelo Yanovsky, Julio Caramelo, Guadalupe Costa Navarro, Horacio Diego Ojeda, Martín Pallarés, María Mora González López Ledesma y Diego Álvarez.
Foto: gentileza FIL
En el marco de las acciones que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, llevan a cabo a través de la “Unidad Coronavirus COVID-19”, científicos del CONICET y de la Fundación Instituto Leloir (FIL) lideraron, en un tiempo récord de 45 días, el desarrollo de “COVIDAR IgG”, un test serológico que a partir del análisis de muestras de sangre o de suero permite determinar si una persona tiene anticuerpos contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. El mismo arroja resultados en un par de horas y, entre otros fines, puede servir para evaluar la evolución de la pandemia de COVID-19 en poblaciones.
“Que Argentina pueda realizar sus propios test es una muestra de soberanía sanitaria, de soberanía científico tecnológica y un ejemplo de la capacidad que tienen los científicos de nuestro país, que, en 45 días, pudieron desarrollar un producto 100% nacional. Esta situación pone de relieve que con buenas políticas es posible hacer foco, articular y estructurar el sistema de ciencia en torno a la resolución o a la atención de problemas que puede tener nuestro país”, afirmó el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza.
Asimismo, la presidenta del CONICET, Ana Franchi, destacó que: “El desarrollo de este kit diagnóstico es un orgullo para todos los investigadores y todas las investigadoras de la Argentina, y para el CONICET en particular. En muy poco tiempo y con un gran esfuerzo, Gamarnik y su equipo desarrollaron “COVIDAR IgG”, lo que demuestra una vez más la capacidad y la excelencia de la comunidad científica argentina”.
Por su parte, la investigadora del CONICET, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL y una de las líderes del proyecto, Andrea Gamarnik, aseguró que “hasta ahora se realizaron cerca de 5000 determinaciones en distintos centros de salud con excelentes resultados. Están dadas las condiciones para ofrecer de inmediato una producción de 10.000 determinaciones por semana que podría escalarse a medio millón en el término de un mes”.
El nuevo test, que ya fue registrado en ANMAT, organismo regulatorio de medicamentos, alimentos y tecnología médica a nivel nacional, se aplicó a muestras de suero de pacientes internados confirmados o con sospecha de COVID-19 provenientes de siete hospitales y centros de salud de la Ciudad de Buenos Aires.
El test “COVIDAR IgG”, que se pone a disposición de las autoridades nacionales, incluyendo el Ministerio de Salud, detecta en sangre y suero anticuerpos que el sistema inmune produce específicamente para el nuevo coronavirus. Si el resultado es positivo significa que la persona testeada estuvo cursando la infección o que lo está haciendo. El mismo se realiza en placas que permiten testear 96 sueros a la vez mediante la técnica que se conoce con el nombre de ELISA, la misma que se utiliza, por ejemplo, para la detección de la infección por VIH y hepatitis B.
Los test serológicos, como COVIDAR IgG, no se emplean para un diagnóstico temprano, porque para ese fin se utilizan los ensayos de PCR que detectan directamente al virus. “Los anticuerpos pueden detectarse en suero o plasma de personas con sospecha de COVID-19 generalmente a partir de los 7 días del comienzo de síntomas, aunque pueden aparecer antes o después. Y luego persisten por períodos prolongados, incluso cuando la persona ya se ha curado. Por este motivo, los test serológicos son de gran utilidad para evaluar la extensión de la pandemia en la población, dado que permiten detectar casos asintomáticos que han pasado desapercibidos”, explicó Julio Caramelo, jefe de laboratorio de la FIL e investigador del CONICET.
Todavía no se sabe lo suficiente respecto de cómo se producen los anticuerpos durante el curso de la enfermedad. “Por esto es muy valioso contar con un test serológico que permita generar esta información. Los datos que se obtienen pueden ser complementarios a los estudios por PCR y puede dar información adicional, ya que cuando el virus deja de circular y el ensayo de PCR se torna negativo, los anticuerpos se siguen detectando en circulación”, puntualizó Marcelo Yanovsky, jefe de laboratorio de la FIL e investigador del CONICET.
Acceso rápido y menor costo
Además de brindar acceso rápido, el desarrollo local tendrá un costo significativamente menor a los kits de Estados Unidos o de Europa. “Traer los kits serológicos del exterior a nuestro país también tiene un costo adicional. Nuestro objetivo es producir miles de placas y ponerlas al servicio de las autoridades de Salud sin un fin comercial”, indicó Diego Álvarez, quien también participa del proyecto y se desempeña como investigador del CONICET en la Universidad Nacional de San Martín.
De acuerdo con Jorge Geffner, investigador del CONICET y profesor titular de Inmunología en la Facultad de Medicina de la UBA, este test “es realmente excelente. Nosotros realizamos un primer estudio testeando la presencia de anticuerpos IgG anti-SARS-CoV-2 en personal de salud de dos hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, en pacientes convalecientes, con diagnóstico confirmado por PCR de infección por SARS-CoV-2 y en individuos controles, no infectados. La sensibilidad del método demostró ser excelente, como también su especificidad y reproducibilidad”. Y agregó: “Considero que es una herramienta sumamente útil para estudios de seroprevalencia en diferentes entornos: personal de salud, residencias de mayores y testeos poblacionales”.
Por su parte Marcela Echavarría, investigadora del CONICET y vicedirectora de la Unidad de Virología Clínica del CEMIC, y colegas procesaron más de 80 muestras en duplicado de diferentes pacientes, con y sin COVID-19, con el test serológico COVIDAR IgG. “La reproducibilidad fue excelente. La sensibilidad y especificidad fue muy alta. Esta herramienta será importante para ampliar el conocimiento de la cinética de anticuerpos de pacientes COVID positivos y para documentar la presencia de anticuerpos en plasma de convaleciente a fin de ser utilizado como tratamiento en pacientes graves”, puntualizó.
Asimismo, los investigadores están desarrollando una base de datos centralizada para el análisis de resultados serológicos de todo el país. La misma tendrá entradas desde los centros de salud que alimentarán una única central que estará a disposición de las autoridades nacionales.
“Lo que se pone de manifiesto en este estado de emergencia es el capital humano que tiene el CONICET, científicos capacitados para resolver problemas. En nuestro laboratorio nunca desarrollamos ensayos serológicos ni trabajamos en coronavirus ni en virus respiratorios. Sin embargo, tenemos una formación que nos permite abordar problemas de virología y resolverlos. Tenemos criterio y experiencia, algo que no se compra de un día para otro, lleva muchos años de formación. Este es el fruto de la inversión del CONICET para generar recursos humanos”, destacó Gamarnik.
“Con la conformación de la Unidad Coronavirus COVID-19 estamos poniendo a disposición todas las capacidades de desarrollo de proyectos tecnológicos, recursos humanos, infraestructura y equipamiento que puedan ser requeridas para realizar tareas de diagnóstico e investigación sobre Coronavirus COVID-19”, finalizó Salvarezza.
Los creadores de “COVIDAR IgG”: Andrea Gamarnik, Marcelo Yanovsky, Julio Caramelo, Guadalupe Costa Navarro, Horacio Diego Ojeda, Martín Pallarés y María Mora González López Ledesma, del Instituto Leloir y del CONICET, Diego Álvarez, de la Universidad Nacional de San Martín y del CONICET y Jorge Carradori, Director Técnico del Laboratorio Lemos.
Fuente: Conicet