La trascendente labor de Eva Perón en su corta vida pública (1946-1952) se dio en dos planos principales, el político y el social. En el primer caso, con su decidido impulso para la sanción de la ley de sufragio femenino en 1947, culminando de ese modo con un anhelo que venía manifestándose desde hacía varios años. En el plano social, con la dirección de una entidad que fue la contracara de la antigua Sociedad de Beneficencia: la Fundación de Ayuda Social “María Eva Duarte de Perón” (luego Fundación Eva Perón), creada por decreto Nº 20.564 del 19 de junio de 1948.

En efecto, aquella era una institución creada en 1823 que estaba a cargo de mujeres de la élite con peso político en los sucesivos gobiernos, quienes le habían otorgado una impronta oligárquica fundada en un accionar de carácter benéfico y caritativo. Por el contrario, la Fundación, en el marco de la “era de la política social” llevada adelante por el justicialismo en el gobierno, hacía realidad el apotegma que decía “donde hay una necesidad hay un derecho”. Tenía como labor concreta “propender, contribuir o colaborar por todos los medios a su alcance a la realización de obras de interés general y que tiendan a satisfacer los necesidades esenciales para una vida digna de las clases sociales menos favorecidas”, según expresaba el decreto que la creaba.

La obra educativa, sanitaria, de protección a la niñez, la mujer y la ancianidad, como también turística y deportiva de la Fundación fue de enorme magnitud, alcanzando a todos los confines del país. Así se tiene la construcción de viviendas para familias obreras, policlínicos, escuelas, hogares-escuela, hogares de tránsito, hogares de ancianos, una ciudad Infantil y otra Estudiantil, las ciudades universitarias de Tucumán y Córdoba, el Hogar de la Empleada en la Capital Federal y el edificio de la sede de la Confederación General del Trabajo.

También administró los complejos turísticos de Chapadmalal (Buenos Aires), Río Tercero (Córdoba) y Puente del Inca (Mendoza), todos ellos con planes de turismo social, e inclusive levantó una localidad turística, Villa Eva Perón -hoy Las Cuevas-. Asimismo, creó una Escuela de Enfermeras, puso en funcionamiento un Tren Sanitario, implementó un Plan Agrario para pequeños y medianos productores rurales, habilitó comedores escolares, otorgó pensiones a la vejez y organizó competencias deportivas, como los Campeonatos Infantiles “Evita”. Debe mencionarse, por su volumen, la ayuda directa con distintos artículos a personas necesitadas: máquinas de coser, medicamentos, herramientas, sillas de rueda, prótesis varias, ropa, muebles, etc. Del mismo modo, el reparto de pan dulce y sidra para las fiestas navideñas y de juguetes para niños en la festividad de Reyes.

Ahora bien, ¿cómo se financiaba esta inmensa obra? Pues con aportes de los trabajadores sindicalizados, un porcentaje de las entradas de los hipódromos y de los cines, fondos provenientes de las ganancias de la lotería y de los casinos, a los que debe sumársele los aportes de instituciones particulares y subsidios estatales -nacionales y provinciales-.

Luego del derrocamiento del gobierno peronista en 1955, las autoridades de facto de la denominada Revolución Libertadora procedieron a disolver la Fundación e investigar el manejo de sus finanzas, aunque no se pudo comprobar ninguna irregularidad.

La Fundación fue el emprendimiento más acabado de política social peronista, constituyéndose en una forma original, práctica y sobre todo efectiva de hacer y entender la política de asistencia social en la Argentina. Su impacto fue enorme, a punto tal que pese a la persistente acción de denostación, descalificación y propaganda adversa propalada por sus detractores a través de los años, permanece en el imaginario colectivo como una marca indeleble de acción necesaria y trascendente en pos de una sociedad más justa y solidaria.

Frente Villero Peronista