El saldo comercial acumulado a ocho meses (enero-agosto) actual es el mayor de la última década, y el cuarto más alto desde que se mide la serie en INDEC, que comenzó en 1990. Es decir, el superávit comercial acumulado actual es el cuarto más alto en 30 años, y se espera que cierre el año con una tendencia similar.
El superávit acumulado más alto se dio en 2009, en plena crisis financiera internacional de las subprime, con un superávit acumulado a agosto de US$ 12.456 millones. Luego le siguió el año 2003 (US$ 11.966 millones), seguidamente el 2002 (US$ 11.110 millones) y en cuarto lugar se encuentra el actual 2020 (US$ 10.984 millones). La particularidad es que los grandes superávits coincidieron con periodos de grandes crisis o salidas de las mismas, dado que la explicación principal es la caída abrupta de las importaciones, a una velocidad mucho mayor que las exportaciones.
En relación específica a la canasta de exportaciones, el sector que más incide históricamente es el sector primario. Esto no es una novedad, pero es interesante ver cómo está compuesta hoy la canasta exportadora de nuestro país. Con los datos del primer semestre del 2020, el sector que más exportó en los primeros seis meses del año fue el sector oleaginoso, aportando el 31,3% del valor de las exportaciones. Dentro del mismo, casi el 90% lo aporta el complejo sojero (a nivel total aporta el 28% de las exportaciones), mientras que el 10% restante se lo dividen entre los complejos del maní, girasol y olivícola.
El segundo sector más relevante de nuestra estructura exportadora es el cerealero, que aportó el 20,8% de las divisas en el primer semestre del año. Le sigue el sector bovino (7,4%), el complejo petroleropetroquimico (7%), el sector metalero, metalífero y litio (6,4%) y el complejo automotriz (6,3%), siendo todos estos sectores los aportantes del 79,2% de las divisas de exportación.
Dentro del sector servicios se encuentran los servicios financieros, empresariales, uso de la propiedad intelectual y la cuenta del turismo, entre otros. La cuenta de turismo es históricamente deficitaria para nuestro país, y en especial en momentos de crecimiento económico y atraso del tipo de cambio, dado que se abarata viajar afuera. Dicha cuenta es la que más incide dentro de la cuenta servicios. En este sentido, entre 2016 y 2019 hubo un déficit de la cuenta de servicios con un promedio mayor al déficit registrado en promedio entre 2012 y 2015 (US$ -8.000 millones vs US$ -4.900 millones), aunque en 2019, se volvió a déficits similares al periodo previo, registrándose un déficit total de US$ 5.225).
Este año la dinámica viene mostrando un déficit muy pequeño en comparación a los últimos años, y esto ocurre porque el principal canal, el turismo, se vio seriamente restringido por la pandemia a partir de marzo y además se encareció viajar al exterior, producto de un tipo de cambio real mayor desde las devaluaciones del 2018-2019, y del agregado del impuesto PAIS por la emergencia económica con la que asumió el nuevo gobierno.
El Presupuesto 2021 busca aumentar los saldos y la canasta exportadora, comenzar un sendero de crecimiento sostenible (se espera un crecimiento del PBI de 5,5% para el año próximo). Apuesta también a mantener saldos comerciales superavitarios, pero ya no producto de recesiones que impacten fuertemente en el mercado interno y en la actividad, sino a través de mayor crecimiento de la canasta exportadora, que no permita un cuello de botella (la famosa restricción externa) mientras la economía va hacia un sendero virtuoso y sostenible de crecimiento económico.
Para profundizar el volumen exportable de cada sector, y en especial de los que más valor agregado aportan (con su consecuencia en la generación de empleo y en la sustitución de importaciones), se viene trabajando junto a los sectores agroexportadores para darle mayor impulso el desarrollo de las MOA, a través de reuniones con el Consejo Agroindustrial Argentino, para generar más exportaciones y empleo.
Por el lado de los combustibles y energía, además de buscar potenciar Vaca Muerta, recientemente se anunció un plan ambicioso relacionado con el gas, en el llamado Plan Gas 2020-2023, que busca impulsar inversiones por más de US$ 5.000 millones para aumentar la producción de gas y lograr abastecer el mercado interno (y así reducir importaciones por más de 18.000 millones de metros cúbicos de gas es el objetivo), además de generar más empleo en el sector energético.
Con respecto a las industrias, la reciente Ley del Conocimiento sancionada, los créditos productivos más baratos y accesibles, el impulso a sustituir importaciones en los sectores que sea viable a corto plazo y el rol que se intenta impulsar para la industria automotriz, entre otras políticas, marcan el camino por el cual piensa el desarrollo y el crecimiento la administración actual. Es fundamental lograr el impulso de mayores exportaciones.
Fuente: Políticas Económicas Universidad Nacional de Avellaneda