Como Presidenta del Senado de la Nación, tuvo que asumir la responsabilidad que su cargo le exige en la recepción de la ceremonia del velatorio del ex Presidente Carlos Menem, el lugar que fue elegido por la familia del difunto.
Cumpliendo con su rol institucional, Cristina Kirchner, generó con hechos y actitudes, contundentes definiciones ideológicas. Una vez más demostró ser coherente con su convicciones.
Así se la pudo ver con un amplio atuendo blanco, alejado del luto y con un barbijo con los rostros de Perón y de Evita. Un barbijo claramente peronista, en la despedida de quien fuera acusado, entre tantas imputaciones, como traidor al peronismo, por las acciones de su gobierno que siempre generaron políticas contrarias a la doctrina y la historia peronista.
También, y en cumplimiento del protocolo del covid-19, evitó el contacto directo con la hija del fallecido.
Con inmensa estatura y sutileza, con hechos y gestos concretos, definió su clara posición contrastando con tantos gestos serviles y privados de memoria.