Pasó sus últimos días en una cárcel común, pero se llevó consigo el destino de la nieta apropiada, Clara Anahí Mariani, y el de miles de desaparecidos. En el año 2006 quedó estrechamente ligado a la desaparición de Jorge Julio López, testigo en la causa que lo terminó condenando a reclusión perpetua por “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”.

El exjefe de Investigaciones de la Policía Bonaerense, de 93 años, había sido condenado varias veces por sus crímenes durante la dictadura.  Cumplía sus condenas en una cárcel común, repudiado incluso por su familia

Entre 1976 y 1979 estuvo al frente de la Dirección General de Investigaciones de la Policía Bonaerense. Bajo su órbita funcionaron no menos de 20 centros clandestinos de detención y otras tantas maternidades clandestinas.

El Partido Justicialista Avellaneda emitió un comunicado

 La muerte del genocida #Etchecolatz, si bien por las informaciones judiciales y trascendidos médicos había ingresado en un estadio terminal, representa un hecho de conmoción, particularmente para las víctimas del Terrorismo de Estado. Desde nuestro Partido Justicialista  de Avellaneda, resulta necesario sostener la firme convicción que frente al silencio de los autores de los crímenes de lesa humanidad seguiremos luchando por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Etchecotlaz como otros tantos genocidas viven y mueren bajo el pacto de silencio, pero lo que no pudieron ni pueden es detener el contrato social que construyo la sociedad argentina partiendo de la lucha de víctimas, familiares y organismos de derechos humanos que permitió y permite juzgar a los genocidas por delitos de lesa humanidad sentenciándolos como responsables de desaparición, asesinatos, robo de bebes. Esto no se destruye por el contrario se fortalece. Etchecoltaz murió sentenciado y en cárcel común.