El presidente tiene la obligación -como jefe de estado- de ponerse al frente y tomar las medidas necesarias para impedir la continuidad de la persecución a la Vicepresidenta.

Es necesario neutralizar y terminar con la persecución y la escalada de odio que generaron el intento de magnicidio.

Hay que exigirle al presidente que se ponga a cargo y que tome las medidas concretas, en el ámbito judicial, mediático y político, que impidan continuar con la persecución y los ataques violentos contra la vicepresidenta y contra el peronismo.

El poder judicial ya tiene fecha para la condena a la vicepresidenta, si el presidente no acciona, esa fecha va llegar y la condena se va a concretar, y el será corresponsable.

El pueblo debe exigirle, que abandone su pasividad, para que esa aberración no se concrete.