En esa fecha -durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón el Estado Nacional hizo efectiva la toma de posesión de los ferrocarriles. De esa manera el gobierno nacional cumplía con su obligación primordial: usar los ferrocarriles en función de las necesidades de la política económica nacional y no para conformar a quienes pretendían que siguiéramos siendo colonia.

El ferrocarril había sido trazado respondiendo a la concepción de un país agrario que intentaba unir las llanuras del interior con los puertos para propiciar las exportaciones de manufacturas, especialmente de materias primas, con el fin de salvaguardar los intereses británicos, lo que tenía poco que ver con los intereses de una Nación soberana.

La compra de los ferrocarriles significaba terminar con el drenaje de divisas que era multimillonario, recuperar el dominio de las tarifas y del trazado de los ramales lo que permitiría estimular actividades para lograr desarrollos regionales más equilibrados. Era revertir la política de ahogo de la economía de la que había hablado Scalabrini Ortiz llamándole “telaraña metálica”.

En diciembre de 1946 comenzaron las negociaciones en el despacho presidencial en donde, ante la pregunta de Miranda acerca de cuál era el valor en pesos de los ferrocarriles, los ingleses contestaron que era diez mil millones de pesos. Miranda ofreció mil millones y los británicos se retiraron ofendidos.

Después de meses, el precio quedó fijado en 2.029 millones de pesos que se pagarían con disponibilidades de fondos argentinos existentes en Estados Unidos y, si no se mantenía la convertibilidad de la libra, el pago sería en especies.

Al declarar la inconvertibilidad de la libra esterlina, se pudo pagar con trigo. El pago total fue de 676 millones que se obtuvieron de la venta de una mínima parte de los bienes raíces que eran parte de los bienes del ferrocarril.

El 1º de marzo de 1948 miles de obreros sintieron que recuperaban para ellos los ferrocarriles y en sus corazones danzaba una frase:¡YA SON NUESTROS!

Reunidos frente a la Plaza Retiro, esperaban escuchar la palabra de Perón que se encontraba internado por una operación de apéndice. Quisieron hablar el secretario general de la CGT, José Espejo; los representantes de la Unión Ferroviaria, Juan Rodríguez y de La Fraternidad, Alberto Sívori, y el Ministro de Obras Públicas, general Juan Pistarini que no pudieron calmar la multitud de rostros felices que pedían por Perón.
Evita se dirigió al Instituto del Diagnóstico en donde Perón estaba internado y logró su palabra por radio:

Les pido que festejen esto que nos ha costado mucho y que esta noche estén muy alegres y muy felices. Evidentemente nos ha costado mucho, muchísimo, casi 3.000 millones de pesos. Pero menos de lo que nos había costado como resultado de la dependencia en manos de los ingleses”.

Fuente:  Instituto Nacional  de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Política Juan Domingo Perón.