Durante la jura de Javier Milei, se pudo observar a la vicepresidenta Cristina Kirchner, tener un acercamiento llamativamente amistoso, con una amplia sonrisa y alguna broma, con el presidente que asumía. Naturalmente hubiese sido desubicado tener una actitud agresiva, pero con ser cortes hubiera bastado y no mostrar esa aproximación más que cordial; con quien ya anunció que será el verdugo del pueblo argentino.