Fue el primer condenado por crímenes de lesa humanidad después del fin de las leyes de impunidad, dictadas durante el gobierno de Néstor Kirchner. Que fueron declaradas nulas por el Congreso nacional e inconstitucionales por la Corte Suprema.

El expolicía, que se enorgullecía de las atrocidades que cometió, nunca brindó información sobre los desparecidos ni de los niños nacidos en los centros clandestinos.
Julio Héctor Simón, policía federal de carrera, fue jefe de guardia del campo de concentración conocido como “Club Atlético”, que estaba ubicado en Paseo Colón entre San Juan y Cochabamba en la ciudad de Buenos Aires.
Uno de los sobrevivientes de ese horror declaró en uno de los juicios, que: “los golpes de puño, con palos, con cadenas” eran “el método de tortura preferido” del genocida; que “ostentaba su ideología nazi” y que muchos secuestrados padecieron especialmente su ideología antisemita”. Otros sobrevivientes contaron como empaló víctimas en la tortura, y fue acusado de abuso sexual y violación.
En la mañana de este martes murió, a los 82 años, preso en la cárcel vip de Campo de Mayo. La muerte no redime a los inhumanos, pero algo, es algo.
