El paredón sobre la calle Limay entre la Pista de Roller hasta la calle Mansilla se convirtió en un excelente espacio para que un grupo de jóvenes puedan volcar su pasión por el Grafitti.
El extenso mural exhibe las propuestas de este controvertido arte urbano -que en este caso y bienvenido sea- evita que se atente contra casas particulares, edificios y comercios.