El lunes 17 de abril a las 19.30 horas se invita a participar de la inauguración de “Arqueología de la ausencia” de Lucila Quieto y ” El viaje de papá” de Camilo del Cerro. Abierta al público en General entrada libre y gratuita.

También, previo a la inauguración se podrá asistir a la charla sobre el trabajo de archivo fotográfico en el Museo Sitio de Memoria ESMA a las 18.30hs.

La muestra se podrá visitar hasta el 10 de mayo.

Colón 451, Avellaneda

La Obra y los Autores

El viaje de papá: Camilo del Cerro.

El viaje de papá es un relato con fotografías del recorrido que realizó Hernán Pérez del Cerro por todo el mundo durante la década del ’60, intervenidas con fotomontajes digitales con autorretratos de su hijo de su hijo Pedro Camilo en la actualidad que produce un encuentro entre pasado y presente en la nueva foto. La particularidad de éste corpus es que Hernán Pérez del Cerro era fotógrafo y un poema de despedida después de su asesinato el 9 de junio de 1977 por parte de un grupo de tareas de la Última Dictadura Cívico Militar. El montaje suele jugar con la oposición entre el blanco y negro de la foto del pasado y el color de la foto de presente, marcando así, al mismo tiempo que el encuentro, la distancia insalvable.

Biografía de Camilo del Cerro Desde niño se nutrió de las fotografías de viajes que tomó su padre, antes de ser asesinado por la dictadura cívico-militar. Cursó la carrera de Fotografía en el Instituto de Arte Fotográfico y Técnicas Audiovisuales de Avellaneda. Actualmente trabaja como fotógrafo en el Museo Sitio de Memoria ESMA.

Arqueología de la Ausencia: Lucila Quieto.

Una adolescente en la calle y un hombre joven que la mira. Hay que saber algunas cosas para comprender que es una foto imposible: que Lucila, la chica de la foto no había nacido cuando Carlos, el joven, fue secuestrado durante la última dictadura militar, en agosto de 1976. Y que Carlos es el padre de Lucila. Con fotos suyas y de otros HIJOS, Lucila Quieto armó una serie de fotos familiares imposibles. El procedimiento técnico en todos los casos fue el mismo: proyectar la diapositiva grande y decidir con el hijo o la hija dónde se va a poner. De este modo la autora logra que los jóvenes «visiten» las viejas fotografías entablando un diálogo tan imposible como necesario, inscribiéndose en la escena familiar. «Pedí a cada hijo que buscara en sus cajas una foto de su padre, que luego reproduje en diapositivas. Las proyecté sobre una pared y les pedí que se introdujeran entre la cámara y la imagen» explica la fotógrafa nacida en 1977. Lucila recuerda que todo comenzó con un cartel puesto en la sede de H.I.J.O.S que decía: «si querés tener la foto que nunca tuviste, ahora podés». Muchos se entusiasmaron. Algunos tenían alguna foto con sus padres, pero de chiquitos: «la hicimos de nuevo, pero ahora tenían la misma edad que sus padres o eran mayores». Me impresiona el resultado: en la foto los tiempos se pierden, los tiempos se unen», expresó la autora. Biografía de Lucila Quieto

Lucila nació en Buenos Aires en 1977 y trabaja en el área de fotografía del Archivo Nacional de la Memoria. Hace 15 años empezó a trabajar en su primera muestra, Arqueología de la ausencia: “Fue un trabajo que hice cuando estaba terminando la carrera de fotografía y terminé en 2001. Entonces reflexionaba los 25 años de mi historia y la necesidad de concretar una imagen junto a mi padre. Cuando lo empecé con fotos de mi álbum familiar, lo compartí con otros compañeros de HIJOS con los que militaba en ese momento y me dieron también sus fotos”.

Carlos Quieto, su padre, militaba en la organización Montoneros en la zona oeste de la Ciudad de Buenos Aires. En agosto de 1976 fue desaparecido. Unos meses después nació Lucila: “Por eso no tengo fotos de él conmigo. Aunque tampoco era algo tan usual que los militantes de ese momento se fotografiaran: por la clandestinidad y las condiciones de seguridad. Había pocas fotos del último periodo de vida de mi padre y pocas fotos donde estuvieran mis padres juntos. Esas imágenes en el álbum familiar, que son el relato que va trascendiendo en la historia de las familias y las generaciones, faltaban en mi vida. Y eso me generó una angustia durante muchos años, hasta que la pude resolver con el recurso de la fotografía”.

(Procedencia Comisión provincial por la memoria Mecanismo local de prevención de la tortura )

El Museo de Arte y Memoria intenta ser una herramienta más, un vehículo de producciones culturales que permitan a las comunidades reflexionar sobre nuestro pasado. Pero, sobre todo, para que ese pasado ilumine el presente, y nos permita ver, nos permita estar alertas, y cambiar. Para que, definitivamente, las condiciones que hicieron posible el horror en el pasado ya no sean posibles. Confiados en el poder transformador del arte y en su capacidad de promover una apropiación plural de nuestro pasado reciente, en estos años se trató de generar un espacio de sensibilización y construcción de la memoria colectiva que integre las artes y sea un espacio educativo, de reflexión y debate pero también de producción y vinculación con el territorio.

Fuente: Instituto Municipal de Arte Fotográfico y Técnicas Audiovisuales (IMDAFTA)