Más de 1000 libros partieron de la Biblioteca Nacional de la República Argentina a la Base Carlini de la Antártida Argentina para conformar un nuevo espacio de lectura. Es mediante un convenio entre la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno” y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur.
Días atrás más de mil libros partieron de la sede de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno” (BNMM) (BNMM) para abrir un espacio en la Base Carlini de la Antártida Argentina. Esta acción federal que promueve la soberanía cultural y territorial, es fruto del acuerdo firmado entre la Biblioteca Nacional y la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur para trasladar parte de la colección de esta institución. Con la custodia de Guillermo David, director de Cultura de la Biblioteca Nacional y su director de Administración, Roberto Arno, los libros fueron trasladados a través de una extensa ruta aérea y marítima: por avión llegó primero a Río Gallegos y luego en un Hércules hasta la Base Marambio, donde fueron embarcados en el rompehielos Irízar para ser transborados a una lancha cruzando el Círculo Polar Antártico arribando finalmente a su destino final.
“Con esta primera experiencia de instalación de la biblioteca nacional se cumple su misión de albergar, custodiar y comunicar el patrimonio bibliográfico que condensa la memoria histórica y cultural de la Nación. Es, de alguna manera, un gesto de construcción de soberanía porque el libro es el principal artefacto de construcción de sujetos soberanos, los lectores”, declaró Guillermo David a la agencia Télam. “Leer a Borges, a José Hernández o a Martínez Estrada, por ejemplo, es tal vez uno de los modos más eficaces de construir ciudadanía y territorialidad”. De esta forma el Ministerio de Cultura de la Nación continúa con su extensión en suelo antártico iniciada los primeros días del mes de febrero, cuando el Centro Cultural Borges envió a la Base Marambio libros de fotoperiodismo, obras de Jorge Luis Borges, cuentos de Mariana Enriquez, un ejemplar de Cortázar ilustrado por Isol y también novelas japonesas.
Entre las obras elegidas, se destaca la correspondencia del filósofo Carlos Astrada, la revista de la institución y titulos de Ezequiel Martínez Estrada, Juana Manso, Leopoldo Lugones y David Viñas. “En esta primera etapa, la biblioteca -que nació de un convenio entre la institución y la Cancillería, que formalmente será un espacio cultural- contará con los libros publicados por el sello de la Biblioteca y también estarán las revistas y catálogos de exposiciones”, explicó el director de Cultura de la BNMM. La colección forma el núcleo de un espacio cultural en la base y cuenta con títulos editados por la misma biblioteca, revistas y los valiosos catálogos de sus muestras. “Por su naturaleza, la editorial de la Biblioteca publica reediciones de libros difíciles de encontrar en el mercado, como por ejemplo la colección ´Los raros´, que en colaboración con Colihue, publicaron la obra de Ezequiel Martínez Estrada, Juana Manso o Salvadora Medina Onrubia”, señaló David.
La Base Carlini -en la costa sur de la caleta Potter, sobre la bahía Guardia Nacional, en isla 25 de Mayo- está en una zona del continente blanco formada por lomadas suaves. Aunque la presencia de la Biblioteca Nacional en la Antártida tiene un antecedente simbólico, ya que refugio naval Groussac ubicado en la costa sur del Puerto Circuncisión, en la isla Petermann, junto a la costa oeste de la península Antártica, fue bautizado así en honor a Paul Groussac, quien fuera director de la Biblioteca Nacional durante cuarenta y cuatro años, entre 1885 y 1929. En las instalaciones, un equipo de científicos investiga en biología marina y además cuenta con una dotación permanente de buzos de Ejército. La biblioteca, que por el momento no será bautizada porque se la considerará parte de la “institución madre”, será de consulta abierta y los libros tendrán libre circulación entre los habitantes y visitantes de la base y estará ubicada en la sala de estudios.
Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación.